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viernes, 26 de septiembre de 2025

EL PODER DEL BAILE: CÓMO UNA VETERANA PERUANA DEL EJÉRCITO ESTÁ TRANSFORMANDO A NIÑOS CON DANZAS MILENARIAS


Yáchay Tusuy: Niños peruanos danzan con orgullo en un driveway de Hartford. Foto: Boceto Media.


En una calle común de Hartford, donde el concreto suele estar reservado para autos y bicicletas, una historia cultural distinta florece. Aquí no hay escenario ni cortinas. Solo un driveway, unos parlantes, trajes coloridos y un grupo de niños que, paso a paso, revive las tradiciones de un país al otro lado del continente.

El corazón detrás de este movimiento es Rosa Escobar, una peruana y veterana del Ejército de los Estados Unidos, madre, y apasionada del folclore. Desde hace tres meses, lidera Yáchay Tusuy, un grupo de danza infantil cuyo nombre en quechua significa “Aprendemos bailando”.

“Yo tengo la pasión por el baile. Bailo desde hace años, desde Perú. Luego vine acá, y antes de entrar al Army tuve un grupo de danzas que se llamaba Perú Folclore. Luego se disolvió el grupo. Ahora que regresé, tengo un nuevo grupo de niños y quiero enseñarles lo que he aprendido tantos años en Perú”, cuenta Rosa.

Los ensayos, que se realizan en su propia entrada de auto, reúnen a diez niños peruanos-americanos que aprenden danzas tradicionales poco vistas en Connecticut, como la Contradanza, originaria de Huamachuco, en la región de Trujillo.

“Todos estos bailes son tradicionales. Esta danza que estamos haciendo se llama Contradanza, es del departamento de Trujillo, de la provincia de Huamachuco. Quiero que la gente conozca más porque hay muchos bailes peruanos que nuestro Perú tiene”, explica Rosa.

La tradición señala que el baile de Contra Danza se complementa con las cacharcas, que son dos pequeños aros de madera o metal unidos por una cuerda o tela y se colocan en las piernas, a la altura de las rodillas. Cada aro tiene varias chapitas metálicas o láminas que producen un sonido seco y rítmico al chocar entre sí cuando el bailarín golpea una rodilla contra la otra.



Entre los pequeños está Fabián, su hijo de 8 años, quien lleva la danza en la sangre.

“A mí me gusta bailar. Desde chiquito escuché a mi mamá bailando y yo también dije que quiero bailar como ella. Me gustan la Marinera y el baile de Contradanza. Esos son mis dos favoritos”, dice con entusiasmo.

Minerva, de 11 años, también forma parte del elenco.

“Yo aprendí pasos que parecían difíciles, pero en realidad no eran tan difíciles”, afirma con una sonrisa tímida.

El impacto de Yáchay Tusuy va más allá del baile. Para muchas familias peruanas, este grupo representa algo que no habían visto en décadas en el área de Hartford.

“Yo estoy acá ya 25 años, y en ese tiempo no se ha visto nada como esto. Es muy importante porque así podemos cultivar la cultura peruana”, dice Pilar Vivar, una madre que asiste a los ensayos con emoción.

Alejandra Gómez, otra madre del grupo, agrega.

“Me siento feliz. Orgullosa de mi hijo porque se está adaptando a esto de las danzas. Y también porque entre todos los peruanos nos apoyamos acá en Hartford.”

Según estimaciones oficiales del Consulado General del Perú en Hartford, hay aproximadamente 35.000 peruanos viviendo en Connecticut, aunque las cifras pueden ser más amplias con la inmigración de los últimos años, lo que convierte esta comunidad en una de las poblaciones latinas más influyentes y de más rápido crecimiento en el estado. 

Su presencia ha enriquecido el panorama cultural local con tradiciones andinas, gastronomía diversa y expresiones artísticas como la danza folclórica, que ahora encuentran nuevas generaciones dispuestas a preservarlas y compartirlas, incluso lejos de su tierra natal, algo que Rosa ha sentido de cerca.

“La comunidad ha crecido más que antes. Tengo el grupo de adultos y mucha gente me llama para pertenecer al grupo de danzas, algo que no se veía antes porque no había mucha comunidad peruana”, dice.

Para Rosa, lo que se cultiva en este driveway no es solo una coreografía, sino el alma misma del Perú.

“Yo creo que ellos están aprendiendo bastante la tradición, el valorar, el amor cívico que tenemos todos los peruanos. Ellos lo están aprendiendo poquito a poquito. Mi meta es que lo bailen con pasión, que sientan ese amor por el baile y las danzas.”

Desde una sencilla entrada de casa en Hartford, Yáchay Tusuy se ha convertido en un escenario improvisado donde la identidad peruana no solo se enseña, sino que se vive, se siente y se baila.

Esto es más que danza. Esto es Perú, vivo, presente, y floreciendo, muy lejos de casa.

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Maricarmen Cajahuaringa – Periodista
📍 Hartford, CT
✉️ bocetomediamc@gmail.com

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